¿Se puede arreglar un colchón que se hunde?

Hay una máxima universal de la que nada ni nadie se escapa. Básicamente, porque está dictaminada por la naturaleza: el tiempo pasa y pasa para todos. Desde la flora y la fauna a los propios seres humanos. Incluso cualquier creación nuestra tiene su fecha de caducidad. Y aunque los productos relacionados con el mundo del descanso envejecen mucho mejor que, por ejemplo, los tecnológicos, también se deterioran. Es por ello que, inevitablemente, todos acabamos durmiendo sobre un colchón que se hunde. Y todos nos hacemos la misma pregunta: ¿se puede arreglar?

Los colchones y sus ciclos de durabilidad: una década de vigencia

Como decíamos en el párrafo previo, cualquier producto de los que integra el sector del descanso garantiza unos años de calidad y confort. Afortunadamente, ni existe la obsolescencia programada ni vas a encontrarte modelos que dejen de “funcionar” a los seis meses. Al menos, si apuestas por una empresa como Maxcolchon, especialista y fabricante de su propio catálogo.

Dentro de nuestros productos, el colchón es el que se erige como el principal. El núcleo central sobre el que pivota el descanso de cualquier persona. Y como sucede con todos, tiene un ciclo de durabilidad y garantía. En este caso, una década de sueño reparador, adaptabilidad, transpiración y firmeza. A partir de ahí, su desgaste irá apareciendo, perdiendo así sus prestaciones.

Una vez llegados a este punto en el cual el colchón se hunde, lo primero que tenemos que hacer como usuarios es comprobar lo siguiente: ¿este hundimiento procede del propio colchón o es por el soporte? Lo normal es que venga, como te decimos, de un desgaste del colchón. Echa cuentas y recuerda cuándo lo compraste y cuántos años te ha servido cada noche. Recuerda también que nos pasamos un tercio de nuestra vida durmiendo.

La mejor solución cuando un colchón se hunde

Llegados a este punto en el que hemos descubierto que el colchón ha perdido cualidades, prestaciones y firmeza, aparece entre nosotros una disyuntiva. Cambiarlo por otro, utilizar un topper o apostar por soluciones creativas. Analicemos cada una para comprender que solo hay una válida.

Con la ayuda de un topper

Ya sea por cuestiones higiénicas o por el simple desgaste producido por el paso del tiempo, los colchones se deterioran y pierden sus niveles de firmeza o adaptabilidad. Los toppers son elementos del descanso muy válidos que sirven para modificar las prestaciones que nos ofrecen los colchones que están en perfectas condiciones. Como cubrecolchones que son, se sitúan encima del colchón con el objetivo de que el durmiente mejore la calidad de su descanso. Alivian la presión y la dureza o aportan un grado de firmeza en función del material con el que sea fabricado. Si bien es cierto que son extremadamente válidos como soluciones temporales, el descanso que ofrecen nunca se podrá comparar con la de un nuevo colchón de calidad como los de nuestro catálogo.

Soluciones creativas: incluir un tablón de madera entre el soporte y el colchón

Hay ocasiones que no solo se ha deteriorado el colchón. Quizás el soporte ha perdido parte de su firmeza. Ya sea por una combinación de ambos elementos o solo por el propio colchón, hemos llegado al punto de que nuestra cama ya no es la que era. Fruto de la sabiduría popular y creencias más bien antiguas, muchas personas solucionan esto situando un tablón de madera entre el soporte y el colchón. Una especie de solución práctica y creativa para mejorar la firmeza de nuestro sueño. Pero lo que puede funcionar para un día, es verdaderamente nocivo si lo prolongamos en el tiempo. Desde Maxcolchon no recomendamos esta práctica que puede acabar derivando en una mala higiene del sueño.

Comprando un nuevo colchón

Como has podido comprobar, la única solución real ante el hundimiento de un colchón es adquirir un nuevo modelo. En una época donde el sector del descanso ha evolucionado tanto, existen variedades económicas que garantizan el mejor de los descansos. Y no hay nada mejor que un buen descanso reparador para mejorar nuestra calidad de vida. Algo que solo se consigue durmiendo cada noche sobre un colchón cuyos niveles de transpirabilidad, firmeza y adaptabilidad son los adecuados.