Ortosomnia: La obsesión de un sueño de calidad

Mar 15, 2020 | CURIOSIDADES, TRASTORNOS DEL SUEÑO

El descanso es importante para todas las personas y en todas las edades. Sin embargo, existen ciertas recomendaciones en torno a cuánto han de dormir las personas según su edad. Y es que tanto el tiempo que se duerme como la calidad de este sueño son dos factores fundamentales para mantener tanto nuestra salud física como nuestra salud mental. Aunque parece claro que, si la calidad de sueño es la adecuada, el tiempo que se necesita para obtener un buen descanso puede variar de una persona a otra.

De cualquier manera, aunque la cantidad de tiempo que dediquemos a nuestro descanso no sea suficiente o no llegue a la cantidad recomendada, tampoco parece sano obsesionarse con el descanso “perfecto”. Y es que esto tiene un nombre: la ortosomnia. Se trata de cuando dormir bien se convierte en una obsesión.

Esto parece normal a día de hoy: vivimos en una época en la que lo saludable está, de alguna manera, de moda, lo cual resulta positivo en algunos casos pero también puede convertirse en algo patológico para muchas personas. Es lo que ocurre con esta nueva obsesión por dormir bien y monitorizar el sueño de forma compulsiva para asegurarse que se ha producido el mejor descanso posible durante la noche.

Los pacientes que padecen ortosomnia registran de manera compulsiva sus datos de sueño con las pulseras y relojes inteligentes disponibles en el mercado que ofrecen estas prestaciones. Estas personas suelen analizar los datos que ofrecen estos aparatos a diario, para asegurarse así de que su sueño ha sido como marcan los cánones.

La pregunta es: ¿Cómo puede perjudicar la búsqueda del descanso más óptimo a nuestro propio descanso?

Los registros de sueño

Un adulto promedio debería dormir unas 7 horas y media para que su descanso sea óptimo. La tecnología ha crecido para poder absorber también esta necesidad, y así se crearon las pulseras y relojes inteligentes que nos permiten determinar nuestras horas de sueño diario.

El problema es que esta “búsqueda perfeccionista del sueño perfecto” puede desembocar en un incremento del cansancio diurno. Esto se debe a que estos dispositivos que se usan para medir todo tipo de constantes sobre el sueño pueden aumentar la ansiedad en algunos pacientes. De alguna manera, una tecnología que debería servir en principio para mejorar la calidad de vida de las personas, puede volverse en contra de aquellos que intentan medir su sueño de manera compulsiva.

¿Qué hay de la precisión de la tecnología que mide el sueño?

Además de la ansiedad que estas pulseras y relojes pueden generar, los profesionales de la salud también están preocupados por la precisión de los dispositivos portátiles con funciones de seguimiento del descanso nocturno. Y es que al parecer, muchas de estas aplicaciones no solo miden la cantidad de horas que pasamos en la cama, sino que ofrecen también informes sobre qué fases del sueño se han atravesado, como pueden ser la fase de movimiento ocular rápido o la fase REM.

El problema que surge a partir de dar información tan detallada es que está basada en patrones estimatorios, dado que las pulseras y los relojes que miden esta actividad nocturna carecen de la precisión necesaria para determinar realmente las fases del sueño. Así, la fiabilidad de estos aparatos en cuanto a esta información tan detallada es bastante dudosa y dista bastante de la ofrecida por los profesionales con sus respectivos aparatos específicos. De hecho, un estudio publicado en 2017 por la revista Journal of Clinical Sleep Medicine, ya concluía que estos dispositivos no son muy precisos a la hora de detectar ciclos del sueño.

Así, aunque este tipo de tecnología no tenga nada de peligrosa, podría resultar contraproducente utilizarla dada la poca precisión que ofrecen en su información. Lo mejor es acudir a un especialista si tenemos problemas para conciliar el sueño, evitando así caer en la ansiedad que puede producir esta tecnología para tener un sueño de calidad.