Los terrores nocturnos en adultos más frecuentes
Los terrores nocturnos, también conocidos como pesadillas, son un tipo de parasomnia, clasificada como un trastorno de la excitación, que ocurre durante el sueño no REM. Por lo general, ocurren durante las primeras 3 a 4 horas de la noche.
Este tipo de parasomnias son conocidas por afectar principalmente a los niños, sin embargo, los adultos que han padecido este problema en el pasado también pueden tener una recurrencia de los episodios, provocada por el estrés, el desarrollo de un trastorno del sueño o por la falta de sueño.
Al igual que con los adolescentes, los terrores nocturnos en los adultos pueden ser motivo de especial preocupación debido a un mayor riesgo de lesionarse a uno mismo o a otros miembros del hogar si se produce un comportamiento violento durante el episodio. En raras ocasiones, los adolescentes y los adultos pueden recordar detalles del terror nocturno.
¿Cómo se dan los terrores nocturnos en adultos?
Los terrores nocturnos en adultos son mucho menos frecuentes que en los niños. Tal y como afirma una investigación publicada en 2002, alrededor del 2% de los adultos han informado haber experimentado terrores nocturnos, y muy pocas personas mayores de 65 años (<1%) describen tener terrores nocturnos.
Cuando un terror nocturno aparece, puede parecer que te despiertas de repente. Puedes gritar, llorar, moverte o mostrar otros signos de agitación y miedo. El episodio puede durar desde unos minutos hasta 30 y 40 minutos, aunque normalmente no te despiertas durante el mismo. La mayoría de personas se vuelven a dormir después de un terror nocturno.
¿Qué causa los terrores nocturnos?
Al igual que otras parasomnias, existe alguna evidencia de que los terrores nocturnos tienen un componente genético y es más probable que ocurran en personas que tienen antecedentes familiares de parasomnias, sobre todo en un padre o en un hermano.
Además, las personas que tienen otros trastornos del sueño como apnea obstructiva del sueño, reflujo gastroesofágico o síndrome de piernas inquietas pueden ser más propensos a padecer estos terrores.
En particular, la apnea obstructiva del sueño está presente en más de la mitad de los niños que son derivados al médico por terrores nocturnos.
En general, no existe una asociación significativa entre los terrores nocturnos y los trastornos psicológicos, a diferencia de lo que se ha sugerido en otros tipos de parasomnias. Aún así, parece que algunos factores desencadenantes de estos terrores podrían ser la privación del sueño o la interrupción del horario de sueño entre otras cosas.
Los terrores nocturnos en adultos más frecuentes
La mayoría de los contenidos de los terrores nocturnos son bastante comunes en toda la población. De hecho, es probable que puedas reconocer más de uno en la siguiente lista:
Precipitarse o sentir que te caes
Se trata de una de las pesadillas más comunes y algo que prácticamente cualquier persona ha experimentado durante su vida. No se sabe muy bien por qué ocurre, pero consiste en quedarse dormido y, de repente, soñar que nos caemos y despertarnos sobresaltados. Puede que esto tenga algo que ver con que los músculos se relajan durante el sueño y el cerebro lo interpreta como un peligro.
Perderse o quedarse atrapado
Encontrarse en un lugar del que no podemos salir es algo bastante común también y que puede ser el contenido principal de un terror nocturno. Quedarse atrapado en algún lado también puede ser uno de estos famosos terrores.
Ser atacado
Otro de los terrores nocturnos más comunes entre los adultos es ser atacado por algo o alguien.
Aún así, parece que existen tantos tipos de terrores nocturnos como personas. En cualquier caso, lo que no resulta demasiado habitual es sufrirlos a menudo. Si este es tu caso, te recomendamos que consultes lo antes posible con un profesional. ¡No dejes que nada interrumpa tu descanso!
