Los problemas que esconde la siesta

Ago 4, 2022 | CURIOSIDADES | 0 Comentarios

¿Siesta sí o siesta no? Mientras algunas corrientes científicas defienden eso de echarse una pequeña cabezadita después de comer (ya que obedece a razones biológicas relacionadas con el flujo sanguíneo que se concentra en el aparato digestivo), otros especialistas de la salud no la recomiendan. Según estos últimos, los problemas que esconde el hecho de dormir una siesta irían desde un sueño nocturno de mala calidad a otro tipo de trastornos del sueño.

Si bien es cierto que la siesta lleva entre nosotros desde siempre, la pandemia ha reactivado su práctica. Aunque siempre la hemos asociado a las calurosas tardes de verano, el hecho de que ahora más ciudadanos realicen sus trabajos en remoto desde casa, ha provocado que tengamos esos 20 ó 30 minutos que se necesitan para dormir. Incluso algunas grandes compañías recomiendan a sus trabajadores esta práctica, incitándoles a dormir en sus propias instalaciones. Entonces, ¿dormir la siesta está recomendado o no?

7 desventajas de dormir la siesta

Existen tantos tipos de siesta como personas. Teniendo en cuenta los diferentes entornos y contextos, podemos encontrar a gente echándose una cabezadita por necesidad. Otros, de una manera programada porque saben que esos 20 minutos les da la vida. Una gran mayoría, simplemente la practica porque se queda traspuesta después de comer. Y también están los auténticos profesionales, aquellos que se ponen el pijama, bajan la persiana, se mete en la cama y duermen más de dos horas.

El hecho de que su uso esté tan extendido y sea tan popular no es óbice de que esconda una serie de problemas. Desventajas para nuestra higiene del sueño:

  1. ¿Cuántas veces te has despertado de una siesta totalmente desorientado? Esa típica modorra que definimos con un “esta siesta me ha dejado atontado”. Es la inercia del sueño. Y volver a activarse puede ser complicado y originar consecuencias laborales y de rendimiento.
  2. Si hay consecuencia lógica de la práctica de la siesta, es la que encontramos por la noche. Echar una cabezadita de más de 20 ó 30 minutos después de comer puede romper totalmente nuestra higiene del sueño, provocando una peor conciliación del mismo. Es totalmente lógico pensar que las siestas muy largas acabarán interfiriendo en nuestra calidad del sueño, incluso pueden acabar provocando algún tipo de insomnio.
Problemas que esconde la siesta
  1. Las siestas muy largas pueden detonar o ser un síntoma de problemas de salud. Si tu estado físico te lleva todos los días a dormir una siesta, nuestra recomendación es que consultes con tu médico de cabecera. Es casi seguro que esa fatiga obedezca a otro tipo de trastorno o afección. Por ejemplo, los enfermos con diabetes de tipo II suelen tener un mayor nivel de incidencia en este aspecto.
  2. Volviendo al estado anímico, a veces lo menos preocupante de echarse una siesta no es la activación lenta o progresiva. Despertarnos de mal humor, con confusión, poca concentración y, sobre todo, con pocas ganas de continuar con las actividades del día a día.
  3. Hay muchas personas que utilizan las siestas para contrarrestar la falta de sueño por la noche. Si este es tu caso, te emplazamos a consultar con tu médico especialista para tratar ese trastorno del sueño.
  4. Las siestas muy frecuentes y de larga duración acaban afectando nuestros ritmos biológicos. Y como ya hemos recomendado en multitud de ocasiones, lo ideal y más recomendable es ser constante con nuestros hábitos del descanso: acostarse y levantarse a la misma hora, incluso los fines de semana.
  5. ¿Te has quedado con ganas de seguir durmiendo? Seguro que sí. Nadie le puede negar a la siesta los placeres que esconde. Existen muy pocas prácticas tan lúdicas y baratas como echarse una buena cabezadita después de comer. Y más si sabemos que no tenemos que trabajar después. Pero el problema es que están limitadas (o al menos, deberían). El hecho de no poder disfrutarlas en su plenitud ya es una inconveniencia que tenemos que destacar.