Insomnio por estrés: Cómo detectarlo y combatirlo

Mar 22, 2020 | INSOMNIO, TRASTORNOS DEL SUEÑO

Como ya sabrás, el estrés es una reacción fisiológica del organismo que se produce cuando percibimos una situación como amenazante o “excesiva”. Se trata de una reacción que se produce en momentos concretos, como desafíos o eventos que son estresantes de por sí, como un examen o una situación límite, como un cambio brusco en nuestra vida.

Dependiendo del evento, nuestro cuerpo reaccionará de una manera o de otra. Y es que no solo existe un tipo de estrés, sino que este puede dividirse en dos tipos de estrés, tanto en animales como en humanos:

  • Estrés positivo o eustrés: Se trata de un proceso natural y habitual de adaptación, que consiste en una activación durante un período corto de tiempo con el objetivo de resolver una situación concreta que requiere más esfuerzo.
  • Estrés negativo o distrés: Es aquel en el que un animal (incluido el ser humano) supera el potencial de homeostasis o equilibrio del organismo causándole fatiga, mayores niveles de ansiedad, de irritabilidad y/o de ira. Este tipo de estrés mantenido durante cierto período de tiempo podría provocar la aparición de consecuencias físicas, debidas al aumento del gasto de energía, una mayor rapidez de actuación y menor descanso del necesario.

Insomnio por estrés y viceversa

Así, se trata de este estrés negativo o distrés el que puede ser causante del insomnio. Y es que la investigación ha podido comprobar que se produce una mayor activación tanto fisiológica como cognitiva en las personas que tienen más tendencia a que los problemas de sueño que son transitorios se conviertan en crónicos.

Sin embargo, esta relación entre el estrés y el insomnio no va en una dirección exclusivamente. Ocurre que, una vez instaurados los problemas de insomnio, la falta de sueño podría producir en el organismo una reacción fisiológica que contribuye a aumentar los niveles de ansiedad y estrés, generando mayor alerta y activación y mayores dificultades para poder relajarse y, por tanto, dormirse.

Así, parece que, cuando nos estresamos, se produce en nuestro cuerpo una especie de “cascada” de acontecimientos en nuestro organismo a nivel hormonal y neuronal, por los que se producen alteraciones en la segregación de ciertas sustancias como el cortisol, encargado de inhibir y suprimir el sueño; así como de la prolactina o la serotonina, que están relacionadas con la regulación de los ciclos del sueño, estados anímicos, percepción del dolor y otros procesos de nuestro organismo.

Por tanto, parece el estrés puede ser tanto causa como consecuencia del insomnio. De cualquier manera, suele ser un elemento presente en al menos parte de los trastornos del sueño.

Sea como sea, parece clave para el buen descanso abordar el tipo de problemas que nos causan estrés y, por tanto, acabar cuanto antes con la raíz del problema.

¿Es posible prevenir el insomnio por estrés?

Aunque el estrés surge muchas veces de situaciones que no podemos controlar, es probable que podamos, al menos, minimizar el riesgo de sufrir ciertos problemas.

Para empezar, es importante que acudamos a un profesional de la salud mental si padecemos estrés crónico. Lo mejor sería pedir este tipo de ayuda previo a la aparición del insomnio, sin embargo, muchas veces esto puede resultar complicado. Por eso te recomendamos acudir a un especialista cuanto antes: Nuestro descanso no puede esperar.

Además, también puedes recurrir a los llamados programas de inoculación al estrés. Estos enseñan herramientas útiles para la vida como: planificación del tiempo, toma de decisiones o solución de problemas, habilidades sociales y asertividad, relajación o mejora de la autoestima. En cualquier caso, no dudes en acudir a un profesional para que te eche una mano con el estrés.