El sueño continuo de las personas mayores

Jun 4, 2020 | TERCERA EDAD

A medida que los humanos envejecemos, percibimos una serie de cambios en nuestros hábitos y ritmos circadianos. Es por ello que una vez superada cierta edad (aproximadamente los 65 ó 70 años), el sueño es mayor en las personas mayores. De las ocho horas de sueño que recomiendan los expertos, se pasa a otro tipo de descanso con un mayor nivel de trastorno y que deriva en una serie de rutinas y patrones más aleatorios.

¿Por qué las personas mayores duermen más durante el día que por la noche?

Seguramente te hayas preguntado esto más de una vez. Desde que éramos pequeños y veíamos a nuestros abuelos pegar esas cabezadas en el sillón. O cuando nos decían que se habían despertado a las 6 de la mañana, aunque no tuvieran ningún motivo para madrugar tanto. Las personas mayores, debido a diferentes factores, ven alteradas sus rutinas del sueño. Algo producido por elementos tan diversos como la propia edad, los problemas de salud, el estilo de vida o la ingesta de diferentes medicaciones.

Partiendo de la base de que, a medida que las personas envejecen, se produce menor nivel de melatonina (es decir, la hormona que regula el ciclo del sueño), es normal que no se alcancen las 7 u 8 horas recomendadas por los expertos. A este principal factor hay que sumar que la vejez es sinónimo de proliferación de enfermedades y, por ende, la toma de una serie de medicamentos que pueden ocasionar más trastornos del sueño: el mayor padecimiento del dolor, enfermedades como diabetes, problemas con la próstata (un continuo despertar para ir al baño a orinar), la insuficiencia cardíaca, la insuficiencia renal, el trastorno de movimientos periódicos de las piernas (también conocido como TMPP), el llamado síndrome de las piernas inquietas o la apnea del sueño.

¿Podemos mejorar el descanso de nuestros mayores?

Aunque, como ya hemos dicho, la gran mayoría de causas que provocan la alteración del sueño de las personas mayores, sí hay una serie de pautas que pueden mejorar su descanso y, por lo tanto, su calidad de vida. Una rutina de sobra conocida y que empata con la de cualquier tipo de persona:

– Mantener un mismo horario todos días de la semana (incluyendo los fines de semana). Se tienen que acostar y levantar a la misma hora.

– Siestas que no superen la media hora.

– Por razones obvias y que se deben aumentar su importancia con la edad, evitar el consumo de alcohol, cafeína y nicotina.

– Salvo en los casos relacionados con aquellas personas que sufren de movilidad reducida, no es recomendable utilizar la cama para comer, ver la televisión o leer un libro. La cama debería reducir su uso para dormir por la noche.

– A pesar de la edad, y siempre adaptado a sus condiciones físicas, se recomienda que las personas mayores también se mantengan activas durante el día. Practicar algo de ejercicio como las caminatas, va a mejorar su salud y su descanso.

– En el caso de acostarse y no conciliar el sueño durante la primera media hora, es recomendable no quedarse en la cama. Llegado a ese punto, es preferible levantarse y salir de la habitación. Leer un poco, escuchar algo de música o realizar alguna actividad leve que estimule el cerebro es mejor que permanecer en el lecho y sufrir la frustración de no dormirse. Una vez pasados esos 30 minutos, volver a la cama.

– Consultar con el médico por el tipo de medicamentos recetados para ser conocedores de cuáles pueden provocar trastornos del sueño.

Por último, pero no menos importante, la necesidad de contar con un soporte y un colchón articulado. Al envejecer, el padecimiento de cierto tipo de dolores o enfermedades va a dificultar cualquier movimiento. Contar con una colchón y soporte articulados va a mejorar la actividad de las personas mayores su bienestar, su salud y hasta su estado de ánimo. Y lo hará gracias a una serie de prestaciones que ayudarán a conservar la curvatura de la columna vertebral y las diferentes articulaciones.